TU PROPIO DESIERTO:
Nunca ores pidiendo una vida más fácil; ¡más bien
ora pidiendo ser una persona más fuerte!
Nunca ores pidiendo tareas dentro de tu capacidad para cumplirlas; más
bien ora pidiendo la capacidad necesaria para cumplir esas tareas.
Procediendo
así, tu trabajo no será ningún milagro: "tu" serás
el milagro.
(Autor: Phillips Brooks)
Cuando leí esta reflexión breve de Pillips Brooks sentí la
voz del Señor recordándome una vez más que no debo
perder la mira, el objetivo para el que he sido llamado. Hace ya algunos años
que sé que todo lo que me ha sobrevenido no es otra cosa más
que "oración respondida". Lo que pedí no se alcanza sino con
sacrificio y ésto es justamente lo que Dios a traído a mi vida
para que llegue a ser lo que he pedido ser para Él.
Y aquí está el punto de reflexión, la verdad con la que
tenemos que enfrentarnos:
¿Qué le has dicho a Jesús en tu oración?
¿ De qué modo especial oraste ese día de unción en
el que sentiste el amoroso llamamiento de Dios?
¿Acaso no pediste ser mejor de lo que eras?
¿No oraste pidiendo a Dios que tu propio ser disminuya para que Cristo
crezca en ti?
Ah... hermano querido, hermana de mi corazón... cuántos hemos
orado así aún cuando no sabíamos verdaderamente el tamaño
de bendición que pedíamos. Y como aquellas oraciones que hicimos
eran fruto de un corazón redimido, agradecido, lleno del amor de Dios,
fueron gratas al oído del Padre, Quien ahora no puede dejar de cumplir
con lo que prometió para nosotros, aún cuando el único
camino para alcanzar esas riquísimas bendiciones sea el de la aflicción.
Si te hallas en el medio de "tu propio desierto", has de recordar que Jesús
jamás te conducirá a la grandeza que has pedido a través
de una vida fácil, llena de gratos momentos y absolutamente centrada
en ti mismo. No amigo, no es así. ¿Acaso aprenderíamos
de esta forma el verdadero sentido de la sentencia de nuestro Dios cuando dijo
que "más bienaventurado es dar que recibir".
Seguramente no.
Para aprender a dimensionar la bienaventuranza que sigue al
dar es necesario dar aquello que Dios te diga que des y por triste experiencia
personal debo confesar que sé lo que duele. Verdaderamente mucho, pero
no hay otro camino. Hay que pasar por el desierto. Una vida fácil, en
vez de levantarnos hacia los supremos llamamientos de Dios nos arrastra hacia
abajo; y tu y yo bien sabemos que el cielo está arriba y no abajo.
Hay personas que siempre evitan pagar los elevados costos que se nos exige
para alcanzar la bendición pedida. Y por favor, presta mucha atención
a que acabo de decir que "siempre" evitan pagar, pues ese es el problema. Si
acaso alguna vez has pedido que deje de sucederte algo que te perturba, no
estás haciendo nada desconocido para Dios. Bástenos recordar
la oración de súplica de nuestro Jesús previa a su arresto
y crucifixión para saber que no estamos haciendo nada que no fuese
humano.
Sin embargo, si "siempre" se está evitando el afrontar la prueba
y se dedica la vida a pedir que pase sin tocarnos, esa es la trampa del diablo
en la que hemos quedodo inmersos y sin salida. Así que tendrás
que repasar los últimos tiempos de tu vida, pues podría suceder
que te hallas quedado encadenado a una oración que jamás será respondida
con otra cosa que su perfecto cumplimiento en tu vida, si es que queres alcanzar
aquello que le has pedido a Dios.
Si no quieres pagar aquel costo que decíamos, que puede ser la negación
de ti mismo, la disciplina, el sacrificio para el Señor (entendido en
su expresión más pura), entonces no tienes derecho a quejarte
ante el Trono de la Gracia de Dios para que te sea removida la prueba, pues
has sido tu mismo quien la pidió.
Claro que podrás decirme: ¡Yo
jamás pedí semejante dolor en mi vida sino todo lo contrario,
lo que pedí es ser más parecido a Jesús! Pues hermano, ¿has
pedido ser como el "hombre experimentado en quebrantos" y pretendes llegar
a ser como Él sin pasar la experiencia que te prepara y califica para
saberlo?
No debemos olvidar que son justamente las tareas arduas y las dificultades
que se nos presentan en el diario vivir, las que nos llevan a la grandeza que
anhelamos. La prueba se supera cuando decidimos ir a abrirnos camino por nosotros
mismos, guiados por el Espíritu Santo y sabiendo por verdadera fe, que
nuestro Señor Jesús está detrás de la nube que
nos impide verlo.
Hermano/a, todos hemos sido escogidos por Dios. Esto nos asegura que tenemos
un "supremo llamamiento" por parte de Dios. Muchos de nosotros lo hemos aceptado
y hemos comenzado a transitar la difícil senda de la fe puesta a prueba
hasta en los más pequeños detalles, pero permíteme alentarte,
recordándote que detrás de ese supremo llamamiento hay un premio
que el Padre Celestial ha preparado excusivamente para ti.
Nadie más
que tu es el merecedor y si renuncias a alcanzarlo, jamás será de
nadie, pues está creado por Dios sólo para ti. Así que,
desecha todo lo que en este momento te dice que no puedes, o no debes o no
es tu tiempo o cosa similar y puestos los ojos en Jesús, has como hizo
el Apóstol Pablo:
Filipenses 3:13-14 LBLA
"Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando
lo que queda atrás y extendiéndome a lo
que está delante,
(14) prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús".
Qué así se cumpla en tu vida y la mia, es mi ruego ante Dios en esta hora.
En su servicio, Daniel Liandro.
En todo tiempo ama el amigo,
Y es como un hermano en tiempo de angustia.
(Provervios 17:17)