Os rogamos... que procuréis... ocuparos
en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos. (1Tesalonicenses 4:10-11)
Somos... creados en Cristo Jesús para buenas
obras, las cuales Dios preparó de antemano para que enduviésemos
en ellas. (Efesios 2:10)
Los dos remos:
El escritor escosés Walter Scott cuenta que un día, cuando paseaba
en un bote, notó que los remos utilizados por el botero llevaban cada
uno una inscripción. Sobre uno: ORA, y sobre el otro, TRABAJA.
Entonces preguntó qué significaba esto.
-Enseguida voy a mostrárselo- contestó el botero. E inmediatamente
puso en marcha sólo el remo ORA y el boto empezó a dar vueltas
sin avanzar. Luego tomó el remo TRABAJA, haciendo girar el bote en sentido
contrario. Finalmente, tomó los dos remos y el bote se dirigió hacia
adelante.
-¿Entendió Usted? -preguntó el botero.
-Sí -respondió Scott, la oración sin el trabajo, o el
trabajo sin la oración, no pueden llevarnos a la meta.
Esta anécdota contiene una enseñanza muy importante. A veces
no estamos dispuestos a utilizar más que un remo.
Oramos por la salvación
de las personas que nos rodean, pero no aprovechamos las ocasiones que el Señor
pone en nuestro camino para presentarles el Evangelio, ni tampoco, quizá,
para prestarles un servicio.
Oramos por nuestros hijos y descuidamos criarlos "en
disciplina y amonestación del Señor" (Efesios 6:4).
O trabajamos
con tesón sin pedir encarecidamente a Dios que bendiga el servicio que
colocó ante nosotros.
Tomado de "La Buena Semilla" (Suiza).