En Quién he creído:

"Por lo cual asimismo padezco ésto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día".  2 Timoteo 1:12

A un marino que había sido condecorado varias veces por su valentía en la lucha contra uno de los peores ataques de la guerrilla durante la última guerra, se le pregunto cómo había vencido el temor. Contestó : "Nunca lo he vencido, aprendí a hacerlo trabajar para mí. Aprendí a utilizar la fuerza que me añade la claridad mental y la forma en que agudiza mis sentidos.
Pero lo mas importante es que aprendí a dejar de temer lo que el enemigo puede hacerme y a recordar la razón por la cual estoy allí, con qué armas tengo que pelear y que en realidad nunca estoy SOLO".

La mayor parte de nuestra vida diaria es una batalla con Satanás que acecha al abrigo del tedio, el malhumor y las dudas; con falsas doctrinas que amenazan voltearnos con el cansancio y el desánimo, pisándonos los talones. Debido a todo lo solapado y cauteloso de una guerra. 

Pero Dios nos ha dado los recursos para vencer esas fuerzas y sólo debemos aprender a usarlos.

  1. La escritura como espada, 
  2. Cristo como Comandante, 
  3. la oración como comunicación y 
  4. Dios como el poder y la fuerza.
Comienza a mirar no a las cosas que temes sino a lo que tienes para enfrentarlas. Luego ve hacia ellas con todo lo que tienes. Pide a Dios que te dé la fe que El ha prometido a los suyos a fin de permanecer firme en la tarea que se te ha encomendado.
                                                                    
Es un aporte de Marta Cabrera.
Muchas gracias hermana.

Recuerda que estamos en guerra; y por lo tanto, Pelea la buena batalla de la fe... (1Tim 6:12 RVA) Como hijos del Altísimo a ti y a mi nos corresponde cumplir siempre con lo que Dios nos pide:
Efesios 6:10 (RVA) Por lo demás, {Algunos mss. antiguos incluyen hermanos míos.} fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza. 
11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis hacer frente a las intrigas del diablo; 
12 porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales. 
13 Por esta causa, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haberlo logrado todo, quedar firmes. 
14 Permaneced, pues, firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, vestidos con la coraza de justicia 
15 y calzados vuestros pies con la preparación para proclamar el evangelio de paz. {Ver Isa. 11:5; 52:7; 59:17} 
16 Y sobre todo, armaos con el escudo de la fe con que podréis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 
17 Tomad también el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios, 
18 orando en todo tiempo en el Espíritu con toda oración y ruego, vigilando con toda perseverancia y ruego por todos los santos.

 

 
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