NO A LA GUERRA:
En estos días pensaba una y otra vez en este tema que a todos nos duele
por igual: "La guerra".
Y qué podría decirte de la guerra que ya no sepas. Creo que nada.
En los tiempos en los que nos ha tocado vivir, parece hasta "normal"
que convivamos con imágenes de muerte, dolor, secuestros, abusos, violaciones,
destrucción de vidas, de bienes, de nuestro propio planeta.
También recordaba que nuestro Señor nos advirtió que en
los tiempos previos al fin que los cristianos esperamos (con la gloriosa segunda
venida de nuestro Señor Jesús), esta cosas sucederían:
Lucas 21:9 (RVA) Y cuando oigáis de guerras
y de revoluciones, no os atemoricéis. Porque es necesario que estas
cosas acontezcan primero, pero el fin no será de inmediato.
Sin embargo, cuando meditaba en todo esto, el Espíritu Santo me guiaba
a profundizar más aún el concepto de la guerra, en todo lo que
el Padre nos dejó escrito en la Biblia. Y no tardé mucho en comprender
que si bien "el mundo" ahora llora la guerra que se está librando
en Irak, nosotros, los hijos de Dios, cristianos por adopción a través
de la preciosa sangre de Jesucristo, vivimos en guerra cada uno de nuestros
días. Y muchos de nosotros ni siquiera nos damos cuenta de ello. Sin
embargo, en el mundo miles (por no decir millones) de hermanos padecen lo que
el Señor dijo que pasaría antes del fin del mundo:
Lucas 21:12 (RVA) Pero antes de estas cosas os echarán
mano y os perseguirán. Os entregarán a las sinagogas y os
meterán en las cárceles, y seréis llevados delante
de los reyes y gobernantes por causa de mi nombre.
13 Esto os servirá para dar testimonio.
Amigos de mi corazón, este precioso Ministerio que Dios ha puesto temporalmente
en mis manos me ha dado la inigualable oportunidad de estrechar mis lazos de
amor con miles de hermanos a través del mundo. Pero junto con este regalo
vino a mi corazón una toma real de consciencia del padecimiento que miles
de hermanos sufren a diario en su lucha por vivir la vida como Cristo nos enseñó:
Santiago 2:8 (RVA) Si de veras cumplís la ley real conforme a las Escrituras:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo, hacéis bien.
Mateo 5:44 (RVA) Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, {Algunos mss. antiguos
incluyen bendecid a los que os maldicen; haced bien a los que os odian.} y orad
por los que os persiguen;
45 de modo que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos,
porque él hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre
justos e injustos.
46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa {mérito}
tenéis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos {incrédulos}?
¿Has pensado alguna vez lo que sería el mundo en que vivimos
si los seres humanos obedeciéramos al Señor en vez de al diablo?
¿Acaso existiría algún fundamentalista?
¿Serían
agradables a los ojos de Dios estas actitudes de intolerancia, muerte y destrucción?
Sabes qué ocurre mi hermano amado, sencillamente que no todos abren el
corazón a Dios y le dejan "verdaderamente" ser el Señor
de sus vidas. Aún algunos que se dicen llamar cristianos, borran con
sus hechos y actitudes los dichos de sus labios. Y éstos hombres son
perversos en extremo, pues se ocultan entre nosotros, las ovejas de Dios y en
el nombre precioso de nuestro Señor Jesús, cometen las más
grandes arbitrariedades contra los demás seres humanos.
Y por supuesto,
jamás reconocerán lo que aquí les digo, pues viven argumentando
que la culpa de sus decisiones bélicas responden a ataques injustos que
han sufrido (como si alguno de nosotros no hubiese alguna vez sido injuriado,
insultado y hasta amenazado de muerte por profesar nuestra fe. Gloria a Dios).
Sin embargo, nosotros no nos engañamos a través de sus palabras.
Hemos aprendido a reconocer a los lobos disfrazados de corderos y mezclados
entre nosotros, por el tono inconfundible de sus voces "sin corazón".
Nosotros, firmes en la seguridad de la Palabra de Dios, recordamos lo que nuestro
Padre Celestial nos enseñó:
Santiago 3:17 (RVA) ... la sabiduría que
procede de lo alto es primeramente pura; luego es pacífica, tolerante,
complaciente, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial y no
hipócrita.
18 Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la
paz.
4:1 ¿De dónde vienen las guerras y de dónde los pleitos
entre vosotros? ¿No surgen de vuestras mismas pasiones que combaten
en vuestros miembros?
2 Codiciáis y no tenéis; matáis y ardéis de
envidia, pero no podéis obtener. Combatís y hacéis
guerra. No tenéis lo que deseáis porque no pedís.
3 Pedís, y no recibís; porque pedís mal, para gastarlo
en vuestros placeres.
4 ¡Gente adúltera! ¿No sabéis que la amistad
con el mundo es enemistad con Dios? Por tanto, cualquiera que quiere ser
amigo del mundo se constituye enemigo de Dios.
5 ¿O suponéis que en vano dice la Escritura: El Espíritu
que él hizo morar en nosotros nos anhela celosamente?
Amigos de mi corazón... quisiera escribirles tantas cosas, pero sé
que en estos tiempos de velocidad extrema, comidas rápidas y vida cargada
de dificultades, casi se nos acabó el tiempo para la lectura y la meditación.
Por lo tanto, voy concluyendo este mesaje.
Pero no voy a dejar de dar testimonio del ejemplo inigualable de mis hermanos
colombianos (tan solo por citar a algunos en este mundo), pastores con "mayúscula",
que predicando las Buenas Nuevas de nuestro Evangelio, ponen en peligro no solo
sus propias vidas sino las de sus seres amados más íntimos como
esposas e hijos.
Hace un tiempo, uno de estos hermanos a los que amo entrañablemente,
me pedía oración por sus vidas, pues los hijos del diablo que
se oponen a nuestro Señor habían dado muerte a un pastor y toda
su familia ejecutándolos en frente de toda la congregación. Recuerdo
lo que lloré y aún hoy a la distancia me duele el corazón
profundamente.
Recuerdo también lo que ese día sentí y me lo repito siempre:
Pensar que yo tengo el atrevimiento de decir que soy predicador de la Palabra.
Dios me perdone. Sí, es cierto, hablo de Jesús, soy un testimonio
viviente de Su gracia infinita, vivo conforme a sus mandatos y me esfuerzo día
a día para ser mejor hijo Suyo, pero aquí, en Argentina, mi lugar
de residencia, nadie me persigue de esa forma descontrolada y llueva o haga
frío, este Ministerio me permite continuar sentado frente a mi computadora,
cómodo y seguro.
Hermanos amados, es cierto, la guerra ha estallado, pero para los miles de
hermanos míos que están hoy igualmente amenazados de muerte y
persecución por el solo hecho de "no negar a Jesús sino reconocerlo
como Dueño y Señor de sus vidas", la guerra en medio oriente
no es novedad sino "más de lo mismo".
Quiero dejar pública constancia de mi permanente oposión a toda
acción bélica, pero algo tengo por seguro: "Esta guerra contra
Irak en algún momento terminará. Sin embargo, nuestra guerra,
la de la fe cristiana, está instaurada desde que Dios fundó este
mundo y no terminará sino hasta que el Señor Jesús venga
por nosotros". Me hago uno con mis hermanos en persecusión y los
aliento a continuar hasta que el Señor nos lleve a Su Santa presencia. Y si antes olvidé reconocerlo, pido perdón públicamente
y aquí lo manifiesto: mi vida por completo está al servicio de
mis hermanos de fe en cualquier lugar del mundo.
Dios nos bendiga y fortalezca hasta el día de su venida y por
supuesto, Padre Celestial, te suplico que extiendas tu amor, bendición,
sanidad, consuelo y fortaleza a todos aquellos que ayer, hoy y mañana
morirán por una causa que no es Tuya. Sinceramente, te necesitan
más que nosotros, los que por tu misericordia ya hemos sido separados
para el día de Tu regreso. Amén.
En su servicio, Daniel Liandro.
En todo tiempo ama el amigo,
Y es como un hermano en tiempo de angustia.
(Provervios 17:17)