SERIE "NO ES FÁCIL"

RECONOCER UN ERROR:

¿Acaso existirá alguna persona que no sepa lo que duele reconocer un error?

Todos hemos pasado por esta experiencia. Algunos con más éxito que otros, pero sin dudas, todos por igual hemos sufrido la vergüenza de tener que aceptar que nos habíamos equivocado.

Sin embargo, no quiero reflexionar sobre el error en el mundo en que vivimos, pues aquí ya todos lo tenemos muy en claro, absolutamente todos sabemos el peso de culpa y autocondenación que nuestro entorno deja caer sobre nosotros.

Personalmente considero más edificante que intentemos conocer cómo se comporta Dios ante nuestros errores, qué es lo que hace o puede hacer, hasta dónde nos permite llegar; develar a la luz de La Palabra de Dios cuál es el alcance de nuestro "libre albedrío" o libertad de decidir por nosotros mismos.

"Parábola del amante Padre que perdona":

(Un estudio sobre Lucas Capítulo 15:11-24)

(NOTA: Todas las citas bíblicas transcriptas corresponden a la Versión Reina Valera Actualizada -año 1989-.)

Lucas 15:11 (RVA)
Dijo además: --Un hombre tenía dos hijos.
12 El menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde." Y él les repartió los bienes.
13 No muchos días después, habiendo juntado todo, el hijo menor se fue a una región lejana, y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.
14 »Cuando lo hubo malgastado todo, vino una gran hambre en aquella región, y él comenzó a pasar necesidad.
15 Entonces fue y se allegó a uno de los ciudadanos de aquella región, el cual le envió a su campo para apacentar los cerdos.
16 Y él deseaba saciarse {Algunos mss. antiguos dicen llenar su estómago} con las algarrobas que comían los cerdos, y nadie se las daba.
17 Entonces volviendo en sí, dijo: "¡Cuántos jornaleros en la casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!
18 Me levantaré, iré a mi padre y le diré: "Padre, he pecado contra el cielo y ante ti.
19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.' "
20 »Se levantó y fue a su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre le vio y tuvo compasión. Corrió y se echó sobre su cuello, y le besó.
21 El hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y ante ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo."
22 Pero su padre dijo a sus siervos: "Sacad de inmediato el mejor vestido y vestidle, y poned un anillo en su mano y calzado en sus pies.
23 Traed el ternero engordado y matadlo. Comamos y regocijémonos,
24 porque este mi hijo estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba perdido y ha sido hallado." Y comenzaron a regocijarse.

Llevemos a cabo ahora un repaso del texto bíblico versículo por versículo, pero teniendo en cuenta que:

1.- La figura del padre es la representación de DIOS.

2.- Y Sus hijos somos nosotros.-  

Advertimos entonces:  
Vs. 11: Comienza el relato dejando ver que un hombre tenía dos hijos,

Vs. 12: El hijo menor ejerciendo sus derechos filiales reclama al padre su parte de los bienes, entonces el Padre dividió a ellos el sustento, es decir los bienes que sirven para sustento (Comp. 1 Jn. 3:17).- El padre, movido por su inmenso amor, repartió entre ambos hijos los bienes de subsistencia. Dio a cada uno lo que le correspondía y no solamente al hijo que pidió.  

Vs. 13: Por su libre elección, el hijo menor decide abandonar su hogar y vivir a su modo. Una vez más ratificamos el respeto que Dios tiene para con nuestra libertad de decisión. Recordemos que Dios no solo nos ha dado la vida, sino que nos ha honrado concediéndonos la libertad absoluta de elegir como vivirla.  

Vs. 14: Comienza a evidenciarse su derrumbe (espiritual), que había dado comienzo tiempo atrás, cuando en lo más íntimo de su corazón comenzó a gestar la idea de alejarse de su Padre para vivir la vida a su antojo, imaginando que no tendría obligaciones ni compromisos. Pero aún no había ocurrido lo peor.  

Vs. 15: Caída a lo más bajo imaginable. En los tiempos bíblicos que leemos apacentar cerdos (darles de comer) era el trabajo más vil y denigrante que existía. Quien lo hacía, era considerado un puerco más. Era una ocupación de lo más humillante para cualquiera, y para un judío de una degradación indecible. No solo les daba de comer, sino que vivía con ellos, dormía con ellos. Los cerdos eran considerados inmundos y ni siquiera se podían tocar. Los chiqueros se ubicaban apartados de las ciudades, lejos de todo contacto con el pueblo, de modo tal que hasta los vientos habituales llevaran el olor en sentido contrario al de las casas.  

Vs. 16: Hambre extremo. Desfallecía de hambre. Padecía de total inanición física y espiritual. Y a pesar de tanta necesidad, no encontraba quien le diera siquiera una algarroba como la que comían los cerdos. Preste atención cuando dice: "...nadie le daba." No solo el dueño de los cerdos no le daba lo mínimo para su subsistencia, sino que nadie de los que lo conocían de apiadaba de él. Estaba abandonado en el más oscuro y profundo de los abismos, al que había descendido por su propia voluntad, aún sin haberlo pretendido. Estaba sufriendo las consecuencias del modo de vida elegido. Pero ...  

Vs. 17: Volviendo en sí. Como si hubiera estado lejos de sí mismo, tal como lo estaba del hogar. De hecho había estado lejos, fuera de su razón, y ahora comenzaba a ver las cosas tal como eran en realidad. Mirándose interiormente, encontrándose vacío: decide cambiar. En este momento, comienza a gestar en su corazón la idea de volver a vivir dignamente. Y recuerda a su Padre y todo lo que poseía estando con El. La expresión ¡ Cuántos jornaleros en casa de mi padre...! da clara idea del hogar rico y lujoso que compartía este hombre que por su propia decisión había perdido.  

Vs. 18 y 19: Arrepentimiento. Reconocimiento de su situación. La expresión del comienzo del versículo 18: "Me levantaré e iré a mi padre y le diré..." denota la determinación en su interior que naturalmente nace en aquel que vuelve en sí y ve su verdadera condición. En su corazón reconoce su error al pensar: "... he pecado..." Él sabe que ha errado en el blanco, que su decisión no fue la correcta. Entonces prepara una explicación de su conducta para su Padre, pero aún no ha hecho lo más importante para que su vida cambie. No actuó.  Sigue aún rodeado de cerdos y padeciendo hambre.  

Vs. 20: Pone en acción su deseo de cambiar. Se levanta y busca a su Padre, emprende el regreso a casa. Vuelve a Dios. Noten el tremendo amor de Dios para con Sus hijos, cuando dice: "Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre" = Demuestra que el padre había estado esperando su regreso y en cuanto lo vio corrió a su encuentro, abrazándolo y besándolo con efusión.  

Vs. 21: Comienza a dar explicaciones a su Padre, quien no necesitando oír nada más, lo interrumpe diciendo lo que leemos en los versículos siguientes:  

Vs. 22-24: Regocijo del Padre. No pide explicaciones. No indaga sobre el pasado. No castiga. "Fue movido a misericordia" Y corre hacia el hijo. Y manda vestirlo, calzarlo y concederle autoridad a través del anillo. Y tal es su gozo que organiza una fiesta. "...comenzaron a regocijarse." = Griego: Y comenzaron a festejar.  

Dios vuelve a expresar el importantísimo valor que tiene para El la vida de cada uno de nosotros, sus hijos, que sin importarle la carga del pasado que deseemos llevar en nuestros hombros, con tan solo vernos volver hacia El, aún estando distantes, se conmoverá y correrá a nuestro encuentro, y nos besará efusivamente.  

Esta preciosa parábola de la Palabra nos da una clara enseñanza acerca de lo verdaderamente importante para DIOS: " LA VIDA " Y tal como vimos, Dios la presenta de dos maneras: CON o SIN "ÉL".  

CONCLUSIÓN: El Señor Jesucristo nos enseña que para nuestro Padre Celestial el pasado forma parte de lo que no podemos cambiar de ninguna manera y por lo tanto no tiene ya relevancia; mientras que lo verdaderamente importante es el día de HOY.

Y hoy es un día muy especial para ti mi amigo: Hoy es el primer día del resto de tu vida. ¿Cómo vas a vivirlo?. Depende de ti, nunca olvides que está en tus manos. Dios así lo dispuso. Con Su Palabra lo acabas de comprobar. Aún siendo hijo del Altísimo, también puedes caer y revolcarte en el mundo con sus engaños y mentiras. No lo permitas, cree en y a Dios y vencerás.

Es mi mayor anhelo para ti en este día.

En su servicio, Daniel Liandro.
En todo tiempo ama el amigo,
Y es como un hermano en tiempo de angustia.
(Provervios 17:17)

 
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