SERIE "NO ES FACIL"

MANTENER UNA NORMA ELEVADA - Parte 4/4

Hola mi amigo, te saludo en el amor de nuestro Redentor.

Estamos muy cerca ya del final de esta serie de cartas personales que forman la serie “Mantener una norma elevada”. En las anteriores veíamos todo lo que Dios en Su Hijo Jesús hizo por nosotros. Recordamos el gran misterio que había sido mantenido oculto durante siglos: “Cristo en nosotros, esperanza de gloria”. Tocamos temas delicados como las falsas doctrinas o filosofías de hombres, el legalismo religioso; establecimos que como “cristianos verdaderos” nuestro deber es “andar por la fe en Cristo”; “crecer en Él”; “darle el lugar de preeminencia que tiene y le corresponde, pero en nuestra propia vida”; “llenarnos de la plenitud de Cristo, pues si lo tenemos a Él lo tenemos todo”.

Este arsenal de conocimientos bíblicos nos capacita para que podamos “Mantener una norma elevada”: “... buscar las cosas del cielo, fijar la mirada en las grandes riquezas y el indescriptible gozo que tendremos en el cielo...”

Esta es la última carta. Te aliento a que la leas con detenimiento, pues esconde el modo práctico de poder llevar a cabo todo cuanto venimos diciendo que debemos hacer.

Gloria a Dios !!!

Amigo, haz morir en ti todo lo que es propio de la naturaleza terrenal. Apártate de los pecados sexuales, las impurezas, las pasiones desordenadas y los deseos vergonzosos, y no vivas para las riquezas, pues esto es una forma de idolatría. Por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia; y en las cuales tu también anduviste en otro tiempo cuando vivías en ellas, cuando tu vida formaba parte de este mundo.

Pero ha llegado el momento de arrojar de ti la ira, el enojo, la malicia, los insultos y las malas palabras que antes solían brotar a raudales de tus labios. No mientas, y no se mientan unos a otros, porque ya te has despojado de lo que antes eras y de las cosas que antes hacías.

La vida que ahora vives es completamente nueva; cada día, pues, aprende más de lo que es justo; trata constantemente de asemejarte más a Cristo, creador de esta nueva vida, para llegar a conocerlo plenamente, permítele que Él te renueve cada día. Esta renovación es tal que la nacionalidad, la raza, la educación y la posición social carecen de importancia. Lo que importa es si tienes o no a Cristo, pues Cristo está al alcance de todos.

Dios te escogió para que alcances esta nueva vida. Dios te ama y te ha escogido para que pertenezcas al “pueblo santo” y al ver Su inmenso amor e interés hacia ti, practiques con sinceridad la compasión y la bondad en humildad, mansedumbre y paciencia. Sé benigno y perdona; no guardes rencor. Si aceptas que el Señor te perdonó, tu estás en el deber de perdonar (no es algo que puedas o no hacer: “debes hacerlo”).

Y sobre todo, que el amor sea el árbitro de tu vida, pues es el lazo de perfecta unión. Que la paz de Dios reine en tu corazón, porque ese es tu deber y privilegio como miembro del “Cuerpo de Cristo”. Y no te olvides de ser agradecido.

Mantén vívidas en tu memoria (llenas de vida, pon en práctica) las enseñanzas de Cristo y permite que Sus palabras enriquezcan tu vida y te haga sabio. Transmítela a otros con toda sabiduría, con salmos, himnos y cánticos espirituales elevados al Señor con corazón sinceramente agradecido. Aprovecha bien las oportunidades de hablar del Evangelio, pero se sabio al hacerlo. Tu conversación debe ser siempre agradable y de buen gusto, para que sepas cómo debes responder a cada persona.

Y todo lo que hagas o digas, hazlo como representante de Cristo, y por medio de Él acércate a la presencia de Dios con acción de gracias.

Nunca te canses de orar. Ora siempre !!! Aguarda las respuestas de Dios y no te olvides de dar gracias cuando lleguen.

Y ora también por nosotros, a fin de que el Señor nos abras las puertas para predicar el mensaje y anunciar el designio secreto de Cristo. Ora para que yo lo dé a conocer tan claramente como debo hacerlo.

Amigo querido, que Dios te bendiga abundantemente !!!

Un gran hombre de Dios, el Dr. Warren W. Wiersbe sobre el tema que estudiamos escribe: “Si pues, habéis resucitado con Cristo, buscad (fijad vuestra mente, vuestro afecto en) las cosas de arriba. En otras palabras, que tu práctica terrenal sea digna de tu posición celestial. Una vez estabas muerto en pecados, pero ahora has muerto al pecado. Cristo está en ti, la esperanza de gloria, y algún día pronto esa gloria se revelará. Vive de acuerdo a lo que Cristo ha hecho por ti. Este simple principio de vida cristiana es más poderoso que todas las reglas y regulaciones que los hombres pueden inventar. Tu estás completo en Cristo; vive ahora esa plenitud en la vida diaria; deja que Su vida se muestre a través de ti día tras día”.

Es nuestra mayor esperanza que esta serie de cartas "Mantener una Norma Elevada" haya sido de gran bendición para tu vida, ya que ha sido inspirada por Dios al corazón del su Gran Siervo Pablo y en nuestro Ministerio hemos hecho humilde cita para bendecir tu vida y recordarte los fundamentos de nuestra fe.

Te guardo en mi corazón y mis oraciones.

En su servicio, Daniel Liandro.
En todo tiempo ama el amigo,
Y es como un hermano en tiempo de angustia.
(Provervios 17:17)

 
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