SERIE "NO ES FACIL"
MANTENER UNA NORMA ELEVADA - Parte 1/4
Por "norma" entendemos una
regla o conjunto de reglas a las que podemos sujetamos en obediencia.
En el mundo en que vivimos existen infinidad de normas que reglamentan
los más variados aspectos de nuestra vida. Sin embargo, cuando hablamos
de una "norma elevada", nos estamos refiriendo a algo "superior".
Para nosotros, los cristianos, las normas elevadas que son nuestro
modo de vida están dadas por nuestro Padre Celestial a través de Su
Palabra.
Todos nosotros hemos comprobado que cuando vivimos conforme al diseño
de Dios, nuestra vida toma un valor nuevo, más preciado y digna de
ser vivida.
Ahora bien, aquí menconamos una gran dificultad
de la vida del creyente cristiano: "la
religiosidad" .
Estoy seguro que muchos de los que leerán este trabajo pensarán: "aquí
viene otro más enumerando la lista de los mandamientos que Dios ordena, pero...
¡si nadie los puede cumplir al pié de la letra, eso es imposible!".
¿Acaso nunca te pasó hermano que alguna persona, al identificarte
como cristiano, te hizo este comentario? Cuántas veces te dijeron:
¿Quién esta libre para tirar la primera piedra? Y tu en medio de tanta
incredulidad debes de "mantener una norma elevada". Es muy
probable que ya hayas pasado por esta experiencia.
Vamos a tratar de arrojar un poco de luz sobre este aspecto.
Para los cristianos, desde el mismo
momento en que aceptamos a Jesús como nuestro Señor, la vida que vivíamos
deja de tener valor, para dar lugar a la "vida de Cristo"
en nosotros. Y esto, como bien sabemos no es mérito nuestro, sino
de nuestro Dios y Padre, que por Su sola gracia nos bendice inmediatamente
después de que libremente nos rendimos ante Jesucristo:
Efesios 2:8 (RVA) Porque
por gracia sois salvos {Lit., habéis sido salvados} por medio de la
fe; y esto no de vosotros, pues es don {regalo} de Dios.
Así despertamos a la nueva vida:
2Corintios 5:17 (RVA) De
modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; {Otra trad.,
es una nueva creación} las cosas viejas pasaron; he aquí todas son
hechas nuevas.
Y esta "nueva vida" de la que hablamos, y a la que
accedemos por el amor de Dios, necesariamente comenzará a desplazar
a la "vieja vida" que debemos abandonar si es que "realmente"
queremos vivir conforme a la voluntad de Dios.
Fíjate bien que la Biblia dice: ...
si alguno está en Cristo,... dando claramente a entender que la decisión es tuya. Tu eres el único
que puede decidir qué hacer con tu vida. Dios te invita, una y otra
vez, durante toda tu vida terrenal si es necesario, para que reconozcas
que la muerte de Su Hijo Jesús no tuvo otro fin que el de "reconciliar
a Dios con los hombres" (o sea, reconciliar a Dios contigo) y así poner al alcance de tu mano la
vida eterna.
Dios, como el Padre amante que Es, te quiere sentado a Su mesa, y
no como criado o siervo, sino como "HIJO". Él te adopta,
pero tu debes aceptar su ofrecimiento, pues no existe un sólo versículo
del que puedas entender que no tienes otra chance más que obedecer.
No, la decisión es tuya.
Si lo piensas desde el punto de vista de
tu vida eterna, de lo que en realidad "te conviene", la
elección es mucho más fácil: Vida eterna en amor en los brazos de
Dios o tormento eterno en otro lugar: tu eliges, pues nuestro Padre
te dice:
Deuteronomio 30:19 (RVA) "Llamo hoy por testigos contra vosotros
a los cielos y a la tierra, de que he puesto delante de vosotros la
vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida
para que vivas, tú y tus descendientes".
Por supuesto que esta elección implica
aceptar la voluntad de Dios como la nueva forma en que dirigirás tu
vida. La mecánica (si se me permite el término) es bastante sencilla:
Dios te dirá siempre cuál es la elección acertada entre las posibilidades
que se presentan a lo largo de toda tu vida, y debes aceptar Su voluntad
como tuya.
Recuerda:
Lucas 9:23 (RVA) Decía entonces
a todos:
--Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su
cruz cada día y sígame.
¿Te has planteado seriamente qué significa negarte a ti mismo,
tomar la cruz de Jesús y seguirlo?
Quien te escribe, después de muchos años de peregrinar, finalmente
puede darte testimonio de haber entendido qué significa esto; y es
verdaderamente simple: cuando lo que tu bien reconoces como la
voluntad de Dios, se opone a lo que tu harías o sientes como "correcto",
debes deponer tu actitud, orar al Padre para recibir confirmación
y sin más cumplir con lo que Dios te dice que hagas, sin mirar a tu
alrededor.
Tomemos como ejemplo de esto a:
- David cuando enfrentó a Goliat.
Según las reglas del mundo jamás hubiese vencido; sin embargo Dios
le entregó la vida del filisteo junto con la victoria para Israel.
David se aferró a Dios recordando Su Palabra y no miró a su alrededor.
- El pueblo de Israel estuvo durante
siete días marchando frente a las murallas de Jericó, hasta que
al séptimo día al sonar de las trompetas, se lanzaron contra los
muros de la gran ciudad fortificada, y éstos se derrumbaron. ¿Has
pensado alguna vez en algo más insólito que marchar alrededor de
una ciudad amurallada esperando que algo suceda?
Algún día te contaré sobre esta historia y sus detalles maravillosos
que te sorprenderán.
- Finalmente, y no por último el
suceso menos importante, sino todo lo contrario: La muerte de Jesús. A los ojos del mundo, su muerte significó todo un desastre. Ni aún
los mismos discípulos comprendieron Su muerte hasta que nuestro
Señor se les apareció resucitado.
En todos estos casos, como en cada situación de la vida nuestro
Dios tiene todo bajo control. Nosotros podemos no saber o entender
qué es lo que Él se propone, pero te aseguro que el cumplimiento
de Sus propósitos para tu vida es lo mejor que te puede suceder.
Créeme que esto tan simple que te
estoy diciendo, en mi vida es la "cruz" que debo tomar "cada
día" para seguir a nuestro Jesús amado.
Y fíjate la grandeza de Dios en el
respeto por tu libertad, que aún después de que hemos aceptado a Jesús
como nuestro Señor, nos permite continuar eligiendo libremente obedecer
o no Su voluntad. Y la prueba más contundente que tenemos de ello
es que aún los cristianos más ungidos, aquellos que han acompañado
a los pies de Cristo a millones de personas, caen en las trampas de
Satanás igual que cualquier otro ser humano desprevenido.
¿Qué ocurrió?
Sencillamente, en ese aspecto de su vida, ese hombre se permitió desobedecer
la voz de Dios, y nuestro Padre, que es tan "bueno como justo",
no puede evitar que las consecuencias de nuestras decisiones afecten
toda nuestra vida.
¿Estoy siendo claro? Si escogemos la vida que Dios regala, Él nos
promete "bendición"; por el contrario, si elegimos no obedecerle,
aunque no querramos verlo claramente, estamos optando por la maldición,
que tiene como fin "la muerte".
Con todo lo expuesto hasta aquí he
querido pintar un panorama general de los principios básicos donde
se sustenta nuestra fe.
El tema central gira alrededor de la "Preeminencia
de Cristo" en tu vida: ¿sí o no?
Aquí es donde comenzamos la parte más jugosa de nuestro estudio:
CRISTO,
REY DE TU VIDA:
Muchas personas le dan a Jesucristo
un lugar de "eminencia" en sus vidas, pero no le dan Su
lugar correcto de "preeminencia". Y presta atención, pues
no es lo mismo "eminencia" (Excelencia o sublimidad de ingenio,
virtud u otra dote del alma); que "preeminencia" (Privilegio
o preferencia que goza uno respecto de otro por razón o mérito especial).
No hay mucho que pensar: A Cristo le corresponde un reconocimiento
más sublime que "eminencia" (como a muchos religiosos les
agrada que se les mencione), pues Él es nuestra "PREEMINENCIA",
pues es el Único que goza del reconocimiento de Dios en razón de su
obediencia hasta la muerte, y muerte de cruz:
Filipenses 2:6 (RVA)
Existiendo en forma de Dios, él no consideró el ser igual a Dios como
algo a qué aferrarse;
7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, haciéndose
semejante a los hombres; y hallándose en condición de hombre,
8 se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte,
¡y muerte de cruz!
9 Por lo cual también Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el
nombre que es sobre todo nombre;
10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que
están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra;
11 y toda lengua confiese para gloria de Dios Padre que Jesucristo
es Señor.
Y de esto justamente vamos a hablar
en la "Segunda Parte" de este estudio; de cómo, si le permites
a Jesús reinar en tu vida como tu verdadero Señor, Él hará de ella
lo más precioso que jamás pudiste imaginar.
No olvides: DIOS NOS HA HONRADO NO SOLO DÁNDONOS LA VIDA, SINO CONCEDIÉNDONOS
EL DERECHO DE ELEGIR LIBREMENTE CÓMO VIVIRLA !!!
Te invito a que para el próximo estudio
te prepares en oración, pues tengo la certeza de que Dios hablará
fuertemente a tu corazón a través de este mensaje. La invitación es
a que medites seriamente acerca de los conceptos básicos que aquí
hemos compartido, para darle lugar al Espíritu Santo para que te guíe
a toda verdad:
Juan 16:13 (RVA) Y
cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad;
pues no hablará por sí solo, sino que hablará todo lo que oiga y os
hará saber las cosas que han de venir.
Hasta nuestro próximo estudio... Bendiciones !!!
En su servicio, Daniel Liandro.
En todo tiempo ama el amigo,
Y es como un hermano en tiempo de angustia.
(Provervios 17:17)