LAVA MIS PIES (Parte 1/3):

Este es un mensaje de Felicidad.

¿Acaso existe alguna persona que no quiera ser feliz?

Dios, en la Biblia, nos dice cuál es el camino para ser felices.

Hoy vamos a arrojar luz Divina sobre ese camino y pondremos nuestro mejor empeño en ello, pues lo único que pretende un predicador es ver feliz a la iglesia de Dios.

Juan 13:1-17 LBLA
(1)  Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
(2)  Y durante la cena, como ya el diablo había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, el que lo entregara,
(3)  Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todas las cosas en sus manos, y que de Dios había salido y a Dios volvía,
(4)  se levantó de la cena y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó.
(5)  Luego echó agua en una vasija, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía ceñida.
(6)  Entonces llegó a Simón Pedro. Este le dijo*: Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?
(7)  Jesús respondió, y le dijo: Ahora tú no comprendes lo que yo hago, pero lo entenderás después.
(8)  Pedro le contestó: ¡Jamás me lavarás los pies! Jesús le respondió: Si no te lavo, no tienes parte conmigo.
(9)  Simón Pedro le dijo: Señor, entonces no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.
(10)  Jesús le dijo: El que se ha bañado no necesita lavarse, excepto los pies, pues está todo limpio; y vosotros estáis limpios, pero no todos.
(11)  Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No todos estáis limpios.
(12)  Entonces, cuando acabó de lavarles los pies, tomó su manto, y sentándose a la mesa otra vez, les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?
(13)  Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y tenéis razón, porque lo soy.
(14)  Pues si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros.
(15)  Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.
(16)  En verdad, en verdad os digo: un siervo no es mayor que su señor, ni un enviado es mayor que el que lo envió.
(17)  Si sabéis esto, seréis felices si lo practicáis.

¿Quién está conforme con todo lo que le está pasando?
¿Hay alguien entre nosotros que no encuentre en su vida un motivo de disgusto?

En estos pasajes bíblicos el Señor nos está marcando el camino hacia la felicidad.
La senda de amor y asistencia recíproca que jamás debimos abandonar, si es que alguna vez transitamos en ella.

Lo que rápidamente notamos es que la Palabra de Dios nos acaba de describir una acción a llevar a cabo, por medio de la cual seremos FELICES: (gr. 3107 makarios): Felices, Afortunados, Alegres, Bienaventurados, Contentos, Dichosos, Gozosos, Joviales.

 

LAS TRES LECCIONES de JUAN 13:

  1. HUMILDAD.
  2. SANTIDAD.
  3. HIPOCRESÍA.

Sobre la HUMILDAD bien es conocido por todos los creyentes que esa es la principal enseñanza de este pasaje bíblico. Jesús, siendo en forma de Dios, se hizo hombre y habiéndose hecho hombre, se hizo siervo de la humanidad, pues vino a servir y no a ser servido.

No pase por alto a tu atención el hecho de que nuestro Señor estaba sentado a la mesa y quitándose el manto se ciñó una toalla y lavó los pies de todos los discípulos. Luego expresaría que lo hizo para darnos ejemplo de cómo anhela y espera que nosotros nos sirvamos unos a otros.

No olvides que la humildad es la condición necesaria para entrar en comunión con el Señor, pues Él resiste a los soberbios:
1Pedro 5:5 (RVA) Asimismo vosotros, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y revestíos todos de humildad unos para con otros, porque:
Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes.

Te dejo como reflexión unas pregunta:

  • ¿cuál es el lugar que ocupas en tu mesa, (en tu iglesia, en tu trabajo, en tu familia, en tu sociedad, etc.)?
  • ¿acaso algo te impide dejar tu lugar de privilegio y asumir la misma actitud del Señor Jesús?
  • ¿de qué tipo es tu manto, (religioso, de juez, de verguenza, de víctima, de lástima, de odio, etc.)?
  • ¿te animas a dejarlo a un lado para servir como el Señor espera de ti?
  • ¿acaso no sabes que sin levantarse de la mesa y con el manto puesto no es posible servir?

Recuerda que el principio de la felicidad bíblica que estamos revelando tiene su comienzo en esta actitud y predisposición de tu propio corazón. Revista tu interior y tal vez encuentres la primer dificultad que te está impidiendo ser feliz como Dios quiere que lo seas: tu orgullo, tu soberbia, tu autoestima, tu posición social o religiosa, etc. etc.

Medita en todo lo que te presentamos, pues antes de compartirlo contigo el Señor nos lo presentó a nosotros mismos y créeme... terminamos de cara al suelo entendiendo cuán equivocados vivimos diariamente. Anhelo desde lo más profundo de mi ser, que el Señor Jesús te lleve a la revelación plena de Su voluntad en tu vida.

Por hoy es todo. En nuestro próximo encuentro conversamos sobre la Santidad (Lava mis piés - parte 2/3).

En su servicio, Daniel Liandro.
En todo tiempo ama el amigo,
Y es como un hermano en tiempo de angustia.
(Provervios 17:17)

 
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