LA PASCUA: PARALELOS.
Pascua, del hebreo “pesah”, proviene de un verbo que significa “pasar por alto”, en el sentido de perdonar, excusar.
Este significado proporciona un sentido excelente; no es necesario desestimar el punto de vista tradicional y antiguo de que Dios literalmente pasó por alto o por encima de las casas de los israelitas que estaban marcadas con la sangre rociada, mientras que hirió a los primogénitos en las casas de los egipcios y de los israelitas que no creyeron –tal como lo veremos más adelante-(Nuevo diccionario Bíblico Douglas y Hillyer).
Para comprender cada punto de este estudio, no dejes de leer el capítulo 12 del libro de Éxodo, pues allí Dios instituye a perpetuidad la Pascua.
Juan 1:29 (RVA) Al día siguiente, Juan vio a Jesús que venía hacia él y dijo:
--¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!
Dividiremos el análisis en paralelos trazados entre el Antiguo y Nuevo Testamento, lo ocurrido en la primera Pascua y lo acontecido a nuestro Señor Jesucristo, LA VERDADERA PASCUA.
DOCE GRANDES PARALELOS ENTRE AMBAS PASCUAS:
Paralelo Primero: SE NECESITÓ EL SACRIFICIO DE UN CORDERO:
Antiguo Testamento: Estudiamos que la muerte alcanzó a cuanto primogénito se encontrara, tanto de hombres como de animales, a menos que estuvieran protegidos por la sangre del cordero (Ex. 12:12-13).
Nuevo Testamento: Todos hemos pecado (Ro. 3:23) y la paga del pecado es muerte (Ro. 6:23). La humanidad no puede autosalvarse de la pena de muerte; necesita a Cristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Paralelo Segundo: COMIENZA UNA NUEVA ERA:
Antiguo Testamento: En los tiempos de la esclavitud en Egipto, los judíos tenían un calendario civil y religioso; y hemos comprobado bíblicamente que la Pascua marca el principio de su año religioso (Ex. 12:2). Dios estableció un punto de partida nuevo de aquí en adelante.
Nuevo Testamento: Veíamos como la muerte del cordero provocó un nuevo comienzo, así como hoy la muerte de Cristo lo hace para el pecador que cree en Él. Válidamente puede comenzar a contarse los años de vida de una persona, desde que renace del espíritu de Dios, dado que los pasados nunca fueron “verdaderos” años de vida. Así como para los antiguos creyentes la pascua marcó el primero de los meses de los años venideros, para los creyentes de nuestros tiempos, que reconocen al Jesús como su Señor, bien puede decirse que vive los primeros meses de sus futuros años.
Paralelo Tercero: MORIRÍA EN LA MISMA FECHA:
Antiguo Testamento: Seleccionado el décimo día, el cordero se separaba así para la muerte expiatoria, que tenía lugar entre las dos tardes del día catorce de Nisan (Ex. 12:3,6).
Nuevo Testamento: Cristo murió exactamente entre las dos tardes de un catorce de Nisan, justo a tiempo cuando los corderos pascuales se estaban ofreciendo.
Según el Dr. Warren Wiersbe debemos destacar que Dios dice a Israel en Éxodo 12 “el cordero”, siempre en singular -a pesar de que eran miles los que habrían de morir ese día-; porque para Dios no hay sino un Cordero: Jesucristo.
Paralelo Cuarto: LIBRE DE PECADO:
Antiguo Testamento: El cordero debía ser macho y sin defecto o mancha.
Nuevo Testamento: Cristo se ofreció a sí mismo a Dios, sin mancha (Heb. 9:14).
Paralelo Quinto: LA MUERTE COMO ÚNICA VÍA DE SALVACIÓN:
Antiguo Testamento: Un cordero vivo era un animal hermoso, ¡pero no podía salvar! Por supuesto, matar a un cordero parecía necedad a los sabios egipcios, pero era la manera escogida de Dios para librar a los primogénitos de la muerte segura.
Nuevo Testamento: En idéntica línea, nosotros no somos salvos por el ejemplo de Cristo o su vida de obediencia; ¡somos salvos por su muerte, como parte importante del plan de redención desarrollado por Dios!
IMPORTANTE: Dios dispuso cargar en Aquel que habría de ser el Mesías los pecados de todos nosotros. Y Jesús voluntariamente cargó nuestra enfermedad y dolor. De estas cosas estaba hecha la verdadera cruz que cargó, y anuló mediante ella el “acta de decretos” que había en nuestra contra:
Colosenses 2:14 (RVA) Él anuló el acta que había contra nosotros, que por sus decretos nos era contraria, y la ha quitado de en medio al clavarla en su cruz.
Paralelo Sexto: LA SANGRE COMO ÚNICA POSIBILIDAD:
Antiguo Testamento: La sangre del cordero debía rociarse sobre la puerta de la casa. La palabra “lebrillo” puede significar también “umbral”, de modo que la sangre del cordero quedaba en el lugar hueco del umbral. La sangre entonces se aplicó al dintel sobre la puerta y en los postes laterales. Cualquiera que entraba o salía de la casa pasaba por la sangre y el heridor no podía entrar.
Nuevo Testamento: De idéntica forma, nadie puede acceder a la salvación sino a través de la sangre de Cristo y es Él mismo quien impide al diablo tocar las vidas de Sus santos, o sea todos nosotros.
1Juan 5:18 (RVA) Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios no sigue pecando; más bien, Aquel {Jesucristo} que fue engendrado de Dios le guarda, y el maligno no le toca.
Paralelo Séptimo: LA IMPORTANCIA DE COMER DEL CORDERO:
Antiguo Testamento: El cordero se debía comer, como parte de la preparación para el largo viaje a la tierra prometida. Su ingesta fortaleció a los que obedientemente comieron como Dios había mandado. La salvación de la vida había sido apenas el comienzo.
Nuevo Testamento: Paralelamente, hoy en día también la salvación es el comienzo del largo camino que todo creyente debe recorrer en su búsqueda del Reino de Dios, y se recibe por gracia al igual que en el Antiguo Testamento.
Y nosotros también hoy en día debemos alimentarnos en Cristo si queremos tener fuerza suficiente para seguirle.
Recordemos cómo en el Evangelio según Juan (15:5), Jesús enseñaba que Él es la vid verdadera y separados de Él nada podemos hacer.
Es triste ver como demasiadas personas reciben el Cordero como salvación de la muerte, pero no saben que deben alimentarse todos los días del Cordero.
Mateo 4:4 (RVA) Pero él respondió y dijo: --Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. {Deut. 8:3}
Paralelo Octavo: CORDERO DE UN AÑO:
Antiguo Testamento: El cordero pascual debía tener determinada edad, y más allá de la exacta edad, no caben dudas acerca de que el animal debía estar plenamente desarrollado para poder ser apto para tan importante sacrificio.
Nuevo Testamento: Vemos nuevamente la exactitud de La Palabra de Dios en plena manifestación. Jesucristo debió nacer, crecer y desarrollarse plenamente para reunir las condiciones requeridas para constituirse en el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Y así lo hizo.
Paralelo Noveno: EL CUERPO DEL CORDERO NO VERÍA CORRUPCIÓN:
Antiguo Testamento: Fueron claras las instrucciones de nuestro Padre Celestial acerca de qué hacer con las sobras del Cordero. En primer lugar sugería que nada sobrase, a punto tal que establecía que cada padre de familia calculara el tamaño de su cordero conforme al número de los miembros de su familia, y si no podía evitar que sobrase, mandaba que se juntasen con los vecinos para compartir la comida. Y si a pesar de ello no se consumía totalmente, mandaba quemar en el fuego lo que a la mañana siguiente hubiere quedado sin comer. Estaba Dios considerando que la carne del cordero pascual debía servir únicamente para el propósito que Él tenía en mente, y jamás debía permitirse que se descompusiese.
Nuevo Testamento: El cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo a pesar de haber muerto en sacrificio como Cordero de Dios, no vio corrupción (Hechos. 2:31 y 13:37).
Paralelo Décimo: LA FE:
En este paralelo trataremos brevemente uno de los aspectos más importantes que rodean a La Pascua: LA FE.
Antiguo Testamento: ¡Ser librado aquella noche exigió fe! Los egipcios pensaron que todas esas cosas eran necedad, pero La Palabra de Dios había sido dada, Dios había hablado y eso fue suficiente para Moisés y su pueblo.
Por favor, no pasemos por alto, inadvertidamente, que los primogénitos se salvaron por la sangre y el pueblo todo recibió seguridad de La Palabra de Dios (Ex. 12:12) que una vez más Dios cumplía como siempre.
Sin duda muchos judíos que estaban seguros bajo la sangre, no “se sentían seguros”, así como tenemos hoy santos que dudan de La Palabra de Dios y se preocupan por no perder su salvación. Más allá de todo esto, Dios hizo exactamente lo que dijo. Dios no se atrasó ni un solo día. Cumplió fielmente Su Palabra.
Nuevo Testamento: Nosotros hemos estudiado y leído en la Biblia que la salvación es por gracia, y requiere de nuestra parte una sola condición: FE. El mismo tipo de fe que mantuvo con vida a los primogénitos del pueblo de Israel en aquella noche verdaderamente negra.
Y así es como ocurre exactamente en nuestros días.
La medida de fe es indispensablemente la misma. Ya desde aquellos tiempos remotos, Dios estaba enseñando a Su pueblo escogido que la única manera de hallar la salvación y el perdón de sus pecados sería a través de la preciosa sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (hoy nuestro poderoso Señor Jesucristo).
Veíamos recién en el Antiguo Testamento que Dios hizo exactamente aquello que había prometido justamente el día que determinó. Así demostró su compromiso y respeto a Sus propias promesas. Recordando que Dios es inmutable eternamente: ¿Podemos acaso suponer que hoy no cumplirá también con todo lo que ha prometido?
Para que lo veamos tan solo necesitamos una cosa: FE.
Paralelo Undécimo: LA OBEDIENCIA COMO CONDICIÓN:
En ambos Testamentos siempre encontramos a la obediencia como la única forma de alcanzar las bendiciones que Dios nos regala.
Nunca olvidemos que detrás de cada oración respondida, de cada sanidad, de cada milagro, señal o maravilla de Dios, siempre habrá un creyente confiadamente obediente a la buena voluntad de nuestro amante Padre Celestial.
Recordemos que Dios mismo, no pudiendo interponer juramento por otro mayor que Él –por cuanto no existe-, juró por Sí mismo a Abraham y hoy tenemos la gracia de poder ver cómo ha cumplido fielmente ese juramento, al reafirmar que Abraham es llamado en la Biblia padre de todos los creyentes:
Romanos 4:16 (RVA) Por esto, proviene de la fe, a fin de que sea según la gracia, para que la promesa sea firme para toda su descendencia. No para el que es solamente de la ley, sino también para el que es de la fe de Abraham, quien es padre de todos nosotros.
Sobre esta seguridad, no olvidemos que así como fueron salvos “únicamente” los hijos de padres obedientes a la voluntad de Dios, hoy en día ocurre exactamente igual: la obediencia a Dios por parte de cada uno de nosotros no solo impacta en nuestras vidas sino en la de nuestros hijos.
Paralelo Duodécimo: NO ROMPERAN NINGUNO DE SUS HUESOS:
Antiguo Testamento: Exodo 12:24 determina que Dios dispuso que Su pueblo debía guardar este rito por estatuto para ellos, y para sus hijos para siempre. Luego, ya en el exilio, conforme se registra en Números 9:3 se le ordenó a los hijos de Israel celebrar este evento anualmente.
Entonces algunas cosas se agregaron y otras cambiaron. El cordero debía de ser matado fuera de las puertas de la ciudad, un mandamiento con efecto luego de su asentamiento en la Tierra Prometida. El cordero debía matarse, asarse y comerse en el lugar que Dios eligiera para poner Su nombre. En ese mismo sitio y momento, los hombres aparecían delante del Señor para la fiesta de los Panes sin Levadura.
La Biblia nos cuenta en escrituras posteriores a los libros de Moisés que el lugar que el Señor “escogiera para poner Su nombre” fue el área de Jerusalén, la ciudad donde se encontraba el Templo. Leyes religiosas posteriores hechas por el hombre, no ordenadas por Dios, gradualmente fueron trayendo otros cambios y agregados. Por esto debemos distinguir cuidadosamente entre los que son ordenados por Dios y aquellos que fueron hechos por los hombres sin sanción Divina.
Entendiendo esto, en virtud del escaso tiempo que tenemos para el desarrollo de nuestro estudio principal, destacaremos un versículo que es de suma importancia y cuyo cumplimiento exacto se llevaría a cabo en nuestro Señor Jesucristo:
Números 9:11 (RVA) La celebrarán el día 14 del mes segundo, al atardecer, y la comerán con panes sin levadura y con hierbas amargas.
12 No dejarán nada de ella para el siguiente día, ni quebrarán ninguno de sus huesos. La celebrarán conforme a todo el estatuto de la Pascua.
Vemos claramente aquí que se adiciona un requisito más para la celebración de la Pascua: No romper ninguno de los huesos del cordero sacrificado.
Nuevo Testamento: Por favor pasemos juntos a:
Juan 19:33 (RVA) Pero cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas;
34 pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y salió al instante sangre y agua. 35 El que lo ha visto ha dado testimonio, y su testimonio es verdadero. Él sabe que dice la verdad, para que vosotros también creáis.
36 Porque estas cosas sucedieron así para que se cumpliese la Escritura que dice: Ninguno de sus huesos será quebrado.
Gracias por tu compañía en este estudio.
En su servicio, Daniel Liandro.