María Soledad PERALTA.

Desde la preciosa ciudad de Rosario, de la República Argentina recibimos este regalo de parte de Sol y lo compartimos contigo.

Que lo disfrutes...


Lecturas para comprender el tema:

Ë    San Juan 15: 1 - 11 , Apocalip. 2:4 y 5

Versículos que debes recordar:

Ë    2Corin. 13:14, Juan 14:16 –18 y vers. 26 , Juan 16:7, Hechos 17.28.

 Dependiendo de nuestro Padre, el Gran Rey:

Cuando estamos atravesando un problema determinado, por ejemplo: enfrentamos una tribulación de la cual no podemos escapar, el médico nos dice que algo no está funcionando bien, necesitamos saber la voluntad de Dios sobre algún tema específico que pudiera cambiar el rumbo de nuestra vida o somos el blanco de algún ataque de enemigo, en tales ocasiones se desata la preocupación, y comenzamos a sentir miedo.

Entonces empezamos a sentir que necesitamos ayuda, no la de algún hermano con buenas intensiones, sino la de nuestro Padre Celestial.

Necesitamos que su Espíritu intervenga, que calme nuestros temores y que se haga cargo de la situación, más que eso,  necesitamos tener la certeza de su presencia en ese mismo momento. No es que esperamos una voz audible o una visión como una película de colores, no es eso. Lo que verdaderamente necesitamos es la seguridad interna de que Dios está allí, que se interesa por nosotros y que tiene todo bajo control.

Cuando uno aprende a descansar en Dios, y confía ciegamente en él, entonces siempre se tendrá la seguridad de que su Espíritu está en cada circunstancia de la vida que atravesemos.

 Para aprender a descansar, para sentir al Espíritu Santo guiar nuestra vida, primeramente es necesario caminar en una total dependencia con el Señor, depender de él para todo.

Es decir, cuando llegamos a ser cristianos, mejor dicho, cuando recibimos al Señor Jesús, nos llena el Espíritu Santo y nos da poder cuando andamos en total dependencia con él.

La DEPENDENCIA DE DIOS, nos permite disfrutar de los beneficios y de las maravillosas cosas que él nos ha preparado, ya que hay muchos que no pueden disfrutarlas, porque aunque se han entregado a Cristo, no son llenos del Espíritu ni son  convertidos. Cuando esto es así la persona se pierde lo mejor de Dios.

¿Por qué?, porque lo que el combustible es para el automóvil, lo es el Espíritu Santo para el creyente, él nos da la energía para permanecer en actividad, nos motiva a pesar de los obstáculos, nos ayuda a avanzar cuando el camino se pone áspero, es el Espíritu de Dios quien  nos consuela en nuestra aflicción, quien nos calma en tiempo de calamidad, en pocas palabras, es NUESTRO COMBUSTIBLE ESPIRITUAL.

Por tanto ...

... ... LA DEPENDENCIA NOS PERMITE SER LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO Y NOS DA LA CERTEZA DE QUE SU PRESENCIA ESTARÁ SIEMPRE CON NOSOTROS.....

Hay algo que debemos recordar:

  1.  SIN ÉL NO TENEMOS VIDA,

  2. SIN ÉL NO FUNCIONAMOS Y  POR ÚLTIMO

  3.  NOSOTROS  SIN ÉL  NO  SOMOS NADA.  

                    DIOS TE RE- BENDIGA - SOL -

 
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