Lecturas
para comprender el tema:
Ë
San
Juan 15: 1 - 11 , Apocalip. 2:4 y 5
Versículos
que debes recordar:
Ë
2Corin.
13:14, Juan 14:16 –18 y vers. 26 , Juan 16:7, Hechos 17.28.
Dependiendo
de nuestro Padre, el Gran Rey:
Cuando
estamos atravesando un problema determinado, por ejemplo: enfrentamos
una tribulación de la cual no podemos escapar, el médico nos dice que
algo no está funcionando bien, necesitamos saber la voluntad de Dios
sobre algún tema específico que pudiera cambiar el rumbo de nuestra
vida o somos el blanco de algún ataque de enemigo,
en tales ocasiones se desata la preocupación, y comenzamos a sentir
miedo.
Entonces
empezamos a sentir que necesitamos ayuda, no la de algún hermano con
buenas intensiones, sino la de nuestro Padre Celestial.
Necesitamos
que su Espíritu intervenga, que calme nuestros temores y que se haga
cargo de la situación, más que eso,
necesitamos tener la certeza de su presencia en ese mismo momento.
No es que esperamos una voz audible o una visión como una película de
colores, no es eso. Lo que verdaderamente necesitamos es la seguridad
interna de que Dios está allí, que se interesa por nosotros y que tiene
todo bajo control.
Cuando
uno aprende a descansar en Dios, y confía ciegamente en él, entonces
siempre se tendrá la seguridad de que su Espíritu está en cada circunstancia
de la vida que atravesemos.
Para
aprender a descansar, para sentir al Espíritu Santo guiar nuestra vida,
primeramente es necesario caminar en una total dependencia con el Señor,
depender de él para todo.
Es
decir, cuando llegamos a ser cristianos, mejor dicho, cuando recibimos
al Señor Jesús, nos llena el Espíritu Santo y nos da poder cuando andamos
en total dependencia con él.
La
DEPENDENCIA
DE DIOS, nos permite disfrutar de los beneficios y de las
maravillosas cosas que él nos ha preparado, ya que hay muchos que no
pueden disfrutarlas, porque aunque se han entregado a Cristo, no son
llenos del Espíritu ni son convertidos.
Cuando esto es así la persona
se pierde lo mejor de Dios.
¿Por
qué?, porque
lo que el combustible es para el automóvil, lo es el Espíritu Santo
para el creyente, él nos da la energía para permanecer en
actividad, nos motiva a pesar de los obstáculos, nos ayuda a avanzar
cuando el camino se pone áspero, es el Espíritu de Dios quien
nos consuela en nuestra aflicción, quien nos calma en tiempo
de calamidad, en pocas palabras, es NUESTRO
COMBUSTIBLE ESPIRITUAL.
Por
tanto ...
...
... LA DEPENDENCIA NOS PERMITE SER LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO Y NOS DA
LA CERTEZA DE QUE SU PRESENCIA ESTARÁ SIEMPRE CON NOSOTROS.....
Hay
algo que debemos recordar:
-
SIN
ÉL NO TENEMOS VIDA,
-
SIN
ÉL NO FUNCIONAMOS Y POR
ÚLTIMO
-
NOSOTROS
SIN ÉL NO
SOMOS NADA.
DIOS TE RE- BENDIGA - SOL -