LA PASCUA:

INTRODUCCIÓN:

1Cor 5:7 (RVA) Limpiaos de la vieja levadura, para que seáis una nueva masa, como sois sin levadura; porque Cristo, nuestro Cordero pascual, ha sido sacrificado. 
Para nosotros los creyentes, la pascua tiene un significado trascendente.
Nosotros sabemos que nuestro Padre Celestial instituyó a La Pascua como estatuto perpetuo (Ex. 12:14).
Pascua, del  hebreo pesah”,  proviene de un verbo que significa “pasar por alto”, en el sentido de perdonar, excusar.

John 1:29 (RVA) Al día siguiente, Juan vio a Jesús que venía hacia él y dijo:
--¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!

Todos nosotros sabemos muy bien que existen dos formas totalmente distintas de celebrar la Pascua. Una es la establecida en el Antiguo Testamento, que no era más que el anuncio de lo que habría de venir a cumplir nuestro amado Señor Jesucristo; y otra la que determina el Nuevo Testamento.

Su estudio en detalle nos llevaría muchísimas páginas que excede (lamentablemente) el alcance de esta vía de comunicación. Probablemente en otra ocasión el Señor nos regale la oportunidad de compartir ese estudio. Sin embargo, en esta apretada síntesis podemos ver las TRES DIFERENCIAS ENTRE AMBAS PASCUAS:

ANTIGUO TESTAMENTO: NUEVO TESTAMENTO:
La sangre de los corderos sacrificados en el tabernáculo o el templo, simplemente cubrían el pecado. La sangre de Cristo, el Cordero de Dios, quita el pecado.
Los corderos que se ofrecían en los días del Antiguo Testamento eran sólo por Israel. pero Cristo murió por los pecados de todo el mundo.
 El sacrificio de corderos en el Antiguo Testamento debía llevarse a cabo todos los años sin excepción; mientras que el sacrificio de nuestro amado Señor Jesucristo no volverá a repetirse jamás; se ofreció voluntariamente una vez y para siempre.

Estas tres diferencias, que no hacen más que confirmar la similitud de la primera Pascua ordenada por Dios y “Nuestra Pascua” también instituida por Él, tienen la gran virtud de exponer en su justa medida el alcance e importancia de cada una de ellas conforme a la voluntad de nuestro Padre Celestial.

No hace falta aclarar que CRISTO es LA PASCUA que DIOS siempre tuvo en mente para reconciliar consigo mismo a la humanidad toda, por Su sola gracia y amor hacia nosotros.

En el inmensamente amoroso corazón de Dios existió siempre una sola Pascua: El sacrificio obediente y voluntario de nuestro Señor Jesucristo, y la primera y subsiguientes celebraciones conmemorativas después de su crucifixión no tuvieron más efecto que el que Jesús mismo instituyó y el Apóstol Pablo nos lo recordaba así:

1Cor 11:23 (RVA) Porque yo recibí del Señor la enseñanza que también os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan;
24 y habiendo dado gracias, lo partió y dijo: "Tomad, comed. Esto es mi cuerpo que por vosotros es partido. Haced esto en memoria de mí."
25 Asimismo, tomó también la copa después de haber cenado, y dijo: "Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre. Haced esto todas las veces que la bebáis en memoria de mí."
26 Todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que él venga.

Mi hermano, no pretendo de ningún modo adentrarme en el espinoso tema de las costumbres de cada congregación. Queda dentro del área privada de cada uno de nosotros el aspecto relativo al "modo de conmemorar la Pascua". Justamente por esto es que establecimos nuestro ministerio "Palabras de Vida" como "interdenominacional". Sin embargo, existe un tronco común, una misma y sólida base: JESUCRISTO NUESTRA PASCUA, y cada vez que la celebramos ocurren dos cosas:

  • Interiormente, en el corazón de cada uno de nosotros, reconocemos el alcance que tiene el gran sacrificio de Jesús por ti y por mi. Por eso sabemos que estamos cumpliendo con lo que nuestro Señor mismo nos ordenó: "Haced esto en memora de mi".
  • Exteriormente también cumplimos con lo que Jesucristo nos encomendó: "Todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que él venga". Y así, en obediencia y plena conciencia del alcance de la conmemoración de la Pascua, damos al mundo entero testimonio de la fe que nos sostiene y también testimoniamos acerca de lo que significa la gracia de Dios para con el mundo todo y el modo inigualable en que amó, ama y amará a la humanidad sin acepción de personal alguna; "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, {Otra trad., único, en el sentido de único en su género} para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.
    Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él". (John 3:16-17 -RVA-)

Bien hermano amado, ya estamos llegando al final de nuestro trabajo de hoy... y ¡cuánto nos queda sin decir! Ruego a Dios para que te ilumine y llene de amor y sabiduría, permitiéndote en esta Pascua alcanzar una más amplia y cabal comprensión de su verdadero significado.

Finalmente, te comparto una porción de la Escritura que esta mañana, mientras oraba por este estudio, el Señor mismo puso en mi corazón para que la compartiera contigo. La invitación que Él nos hace a todos es que lo leamos con atención, en un ambiente de tranquilidad y buscando de todo nuestro corazón Su rostro, pues Él quiere manifestarte su amor y cuánto está comprometido contigo. He sentido en mi corazón que Dios en esta Pascua especialmente quiere compartirte una nueva dimensión de Su inmenso amor. Gloria a Dios !!!

EL SUFRIMIENTO DE NUESTRO SEÑOR JESÚS !!!

Isaías 52:14-15 53:1-12(RVA)

14 De la manera que muchos se asombraron de él, así fue desfigurada su apariencia, más que la de cualquier hombre; y su aspecto, más que el de los seres humanos.
15 Así asombrará a muchas naciones. Los reyes cerrarán la boca delante de él, porque verán lo que nunca les había sido contado, y comprenderán lo que nunca habían oído."
53:1 ¿Quién ha creído nuestro anuncio? ¿Sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehovah?
2 Subió como un retoño delante de él, y como una raíz de tierra seca. No hay parecer en él, ni hermosura; lo vimos, pero no tenía atractivo como para que lo deseáramos.
3 Fue despreciado y desechado por los hombres, varón de dolores y experimentado en el sufrimiento. Y como escondimos de él el rostro, lo menospreciamos y no lo estimamos.
4 Ciertamente él llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores. Nosotros le tuvimos por azotado, como herido por Dios, y afligido.
5 Pero él fue herido {Otra trad., traspasado} por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados. El castigo que nos trajo paz fue sobre él, y por sus heridas fuimos nosotros sanados.
6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas; cada cual se apartó por su camino. Pero Jehovah cargó en él el pecado de todos nosotros.
7 El fue oprimido y afligido, pero no abrió su boca. Como un cordero, fue llevado al matadero; y como una oveja que enmudece delante de sus esquiladores, tampoco él abrió su boca.
8 Por medio de la opresión y del juicio fue quitado. Y respecto a su generación, ¿quién la contará? Porque él fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la trasgresión de mi pueblo fue herido.
9 Se dispuso con los impíos su sepultura, y con los ricos estuvo en su muerte. Aunque nunca hizo violencia, ni hubo engaño en su boca,
10 con todo eso, Jehovah quiso quebrantarlo, y le hirió. {otra trad., traspasó; TM, le sujetó a enfermedad} Cuando se haya puesto su vida como sacrificio por la culpa, verá descendencia. Vivirá por días sin fin, y la voluntad de Jehovah será en su mano prosperada.
11 A causa de la angustia de su alma, verá la luz y quedará satisfecho. "Por su conocimiento mi siervo justo justificará a muchos, y cargará con los pecados de ellos.
12 Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos. Porque derramó su vida hasta la muerte y fue contado entre los transgresores, habiendo él llevado el pecado de muchos e intercedido por los transgresores.

 

Que nuestro amado Señor Jesucristo te conceda la gracia de poder comprender el verdadero valor y alcance espiritual que tiene esta Pascua (el sacrificio de Cristo) en tu propia vida. Amén.

 

En su servicio, Daniel Liandro.

 
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